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DESDE MI VERDE RIBERA

CARLOS RODRIGUEZ FONSECA



Hace unos días, mi amigo el Cap. Raúl Márquez Martínez, oriundo de Tlacotalpan y profundamente enamorado de su pueblo, me envió copia de una carta que remitió al Coordinador de cultura de la UNESCO en México, en la que le pide su intervención para tratar de rescatar los valores culturales y la imagen de un Sitio Cultural Patrimonio de la Humanidad como lo es “La Perla del Papaloapan” que a diez años de ese nombramiento, está latente el riesgo de perderlos por la indiferencia de las autoridades municipales y de la propia población.

Refiere Raúl que la propia UNESCO implementó las cartas normativas que se complementan para conservar y preservar, los Monumentos Culturales Históricos, y que, al analizar la Carta Internacional de Venecia de 1964 se dice en el Artículo 12 de la misma, se enfatiza en que la circulación de vehículos debe ser estrictamente reglamentada en el interior de los Sitios Patrimoniales Históricos y, que las Áreas de estacionamiento deberán fijarse de modo que con su aspecto, no degraden el entorno; el Artículo 13 explica, que en el Marco de la Ordenación, no se permitirá que el tráfico pesado penetre en la Ciudad Histórica; y, el Artículo 14 añade, que: en los Sitios Culturales deben adoptarse medidas serias y preventivas sobre las vibraciones que pongan en peligro los Edificios Históricos.

El caso es, que la Placa Conmemorativa, - olvidada desde su origen en una esquina de la Plaza Principal-, fue trasladada hacía la ribera, - junto a un área de estacionamiento y lavado de todo tipo de vehículos y, donde en la fiesta titular de la Virgen de la Candelaria en Febrero, el lugar quedó a la sombra de una improvisada carpa, -que pagó su derecho por el uso de ese pedazo de suelo- y donde, se promovía con toda libertad, el arte de ingerir bebidas embriagantes, sirviendo la histórica placa, de cultural y cómoda barra.
Por otra parte, atraviesan la ciudad de Poniente a Oriente pasando por el Centro Histórico, -independientemente por donde circulan y estacionan todo tipo de vehículos-; anualmente más de 70,000 toneladas de caña de azúcar, que junto con el resto del transporte pesado, deterioran calles y debilitan cimientos de los edificios.
Las improvisaciones y modificaciones en las obras urbanas, -que contempla el Artículo 22 del Reglamento Municipal a partir de 1998-, se realizan con toda libertad, cambiando la fisonomía original en avenidas, calles y callejones, dando como resultado, la ruptura de ese mensaje espiritual del pasado y ridiculizando las tradiciones ancestrales del lugar.
La falta de información obligada a las generaciones actuales, para crear conciencia del Sitio Patrimonial, ha dado como resultado esa indiferencia, que no permite visualizar y aceptar, el compromiso para conservarlo.

Desde aquí me auno al RECLAMO que hace Raúl y ojalá que ante la pasividad municipal, las autoridades estatales tomen cartas en el asunto para evitar que se pierda por negligencia el galardón internacional que a todos nos enorgullece.
carrofonseca@hotmail.com


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