DOS REFLEXIONES
Por Carlos Rodríguez Fonseca
En el curso de la semana pasada hubo dos acontecimientos que, pese a ser muy distintos entre sí, me invitaron a reflexionar sobre los mismos.
El primero de ellos se debió a un programa de televisión conducido por Andrés Oppenheimer acerca de los lugares que ocupan las universidades de todo el mundo conforme a dos encuestas que se hicieron, una en Estados Unidos y la otra en China, y, según lo explico el conductor del programa, la clasificación se basa en los programas de investigaciones científicas que realizan las universidades y toma en cuanta el número de patentes que registran a nivel mundial.
Fue realmente sorpresivo y desalentador el constatar que, en cuanto a las universidades latinoamericanas, en una de las encuestan ubican a la Universidad Nacional Autónoma de México en el primer lugar, pero que ese primer lugar queda situado en el lugar 121 de la clasificación mundial. En la encuesta que realizaron en China quedó mejor ubicada la Universidad de Brasil como la mejor de América Latina, pero más o menos en el ciento treinta y tantos y después de ella en el siguiente puesto dejaron a la UNAM.
En el programa televisivo, además de mostrar las estadísticas relativas, entrevistaron a distancia a diversos dirigentes universitarios latinoamericanos, quienes de alguna manera descalificaron los parámetros que utilizaron los encuestadores, argumentando que también deberían tomarse en cuenta los fines sociales que llevan a cabo las universidades latinoamericanas y la sobrepoblación estudiantil que albergan, pero reconociendo que se hace poca investigación científica porque se hace un mayor hincapié en las materias humanísticas; sin embargo, todos ellos dijeron que el bajo nivel que tienen las universidades en nuestros países latinos, se debe a factores de naturaleza económica pues no pueden remunerar con amplitud las horas académicas de los maestros, pero además que los estudiantes ingresan con un nivel bajo de conocimientos que viene desde los estudios primarios y secundarios.
La reflexión es en el sentido que debemos preocuparnos como ciudadanos mexicanos y hacer un fuerte llamado de atención a las autoridades de Educación Pública para que eleven los niveles de educantes y educandos y a los sindicatos de maestros de esos niveles, quienes como es sabido se dedican más a actividades de naturaleza política que a superar académicamente a sus afiliados.
Lo segundo a comentar es una nota o más bien un desplegado periodístico donde se ofrece una recompensa para quien informe sobre el asesino del periodista Milo Vela y que me hizo recordar las películas del oeste, donde aparecían carteles en los que se ofrecían grandes recompensas por entregar “vivo o muerto” a determinados delincuentes.
En aquellos memorables casos eran las empresas ferroviarias o los Bancos que habían sido asaltados quienes pagaban por tales capturas, pero en el caso de Milo y su familia no me queda claro quien ofrece la recompensa, pero supongo que es el Gobierno del Estado a través de la Procuraduría de Justicia.
La reflexión sobre esto sería en el sentido de buscar el porqué no se han ofrecido similares recompensas por la captura de otros asesinos. CONSTE.
cr@carlosrodriguezfonseca.com
