EL TIEMPO TODO LO BORRA
Por Carlos Rodríguez Fonseca
Dicen los que de eso saben que el tiempo todo lo borra y esa es una verdad universal, porque el disco duro que tenemos en la cabeza los mexicanos, aunque tiene gran capacidad de almacenamiento, al ser tantas las cosas y casos que se van sucediendo todos los días y que, gracias a los modernos medios de comunicación electrónica, nos van llegando minuto a minuto a través de las redes sociales, muchas de las cosas que almacenamos en los archivos temporales de nuestra memoria, se van borrando con el tiempo o simplemente las desechamos para no sobresaturarnos.
Ahora que está de moda Uruguay a cuyos equipos futboleros nos tocó por suerte enfrentar esta semana, recordé una cancioncita de aquel país, en cuya letra hay frases que dicen “…se nos olvidan mujeres y hombres…. las caras…. los nombres…. y es una especie de estado de amnesia ya que el tiempo todo lo borra al pasar”.
La amnesia es un trastorno del funcionamiento de la memoria que por el correr de los años nos va afectando a los seres humanos en menor o mayor grado, ah, pero tal tipo de trastorno es común que afecte a los políticos particularmente cuando concluyen las elecciones que ganan y se olvidan de todas las promesas que hicieron al pueblo elector durante sus campañas y entonces se le llama “amnesia política”.
Los priístas amnésicos (conste que no todos, solo los amnésicos), señalan con índice de fuego al gobierno panista como el culpable de la situación actual, olvidando que hay otros millones de dedos que los apuntan y los citan como el origen de esa situación. Sin embargo, también nosotros, el pueblo llegamos a padecer amnesia cuando olvidamos (no todos, a Dios gracias) todas las trapacerías y sinverguenzadas que cometieron esos políticos de diversos colores cuando estuvieron a cargo del poder público.
No soy afecto a citar casos personales pero ¡como olvidar al individuo aquel que filmaron embolsándose gran cantidad de billetes; o aquel otro al que “chamaqueron” y le grabaron pidiendo millonadas por obtener cierta concesión; a los vouyers y sus cine-cámaras sanitarias; o a aquellos otros a quienes les interceptaron conversaciones por vía celular¡; en fin, para no aburrirlos con mis elucubraciones hasta aquí le paro, pero les recuerdo que no importa ser bueno o ser malo ya que: “EL TIEMPO TODO LO BORRA”
