Desde el inicio de la presente administración municipal, se ha venido declarando por parte de algunos de sus funcionarios, que el Ayuntamiento de Xalapa, entre otros proyectos de igual importancia o más, se avocará a la conclusión de la torre mocha que tiene la Catedral de la ciudad.
El primero en hacer ese tipo de propuesta fue el Director de desarrollo Urbano, quién olvidando que fue uno de los desarrolladores de fraccionamientos urbanos en que se convirtió la otrora hermosísima finca cafetalera de Las Ánimas, hoy se queja de que se encuentran sin municipalizar más de 100 fraccionamientos o colonias citadinas, con la consecuente carencia de los servicios de agua y recolección de basura, entre otros.
Recientemente fue el propio Presidente Municipal, quién seguramente mal aconsejado por sus asesores, se atrevió a declarar que ya cuentan con los planos y cálculos estructurales para concluir la torre y así convertir en realidad el sueño de todos los jalapeños de contar con una Catedral hermosa y completa.
La opinión de quién esto escribe, es que debe dejarse la catedral tal y como está, por ser la única en el país (eso creo), que luce una torre completa y otra mocha, pero que no por ello deja de ser hermosa.
Existe la teoría de que la torre quedó mocha a consecuencia de un terremoto acaecido allá por 1920, recién que había llegado a la Diócesis el hoy Santo Rafael Guízar y Valencia, pero hace unos días, un distinguido miembro de la feligresía jalapeña, me platicó sobre una versión –que seguramente será desmentida por el vocero de la Diócesis, el distinguido clérigo Don Quintín López Cessa-, en el sentido que la torre en cuestión no se concluyó deliberadamente, para así evitar el enviar a Roma el diezmo, pues esa era la obligación de estar totalmente terminado el templo.
Para saciar mi inquietud de información y poder transmitirla en este artículo, me di entonces a la tarea de consultar varios textos, encontrando el libro intitulado “Perfiles de Xalapa””escrito por Leonardo Pasquél y editado en 1949, donde cita a diversos autores como Manuel Rivera Cambas quien en su “Historia de Jalapa” publicada en 1869, dice que la Parroquia de la comunidad tuvo su principio en el año de 1641, describiendo sus características principales, pero dentro de su diserto no menciona la torre inconclusa pues se refiere únicamente a la torre que todos conocemos, diciendo de ella que tiene una altura de 60 varas, varias campanas y está adornada con un reloj traído de Londres en el año de 1778. En otra parte del libro consultado se transcribe parte del Informe de Gobierno que el entonces Gobernador del Estado, Don Sebastián Camacho rindió a la Legislatura en 1832, en el que hizo una referencia a la Iglesia Parroquial, señalando las características del templo pero que su edificación “es de malísimo gusto y su fachada exterior muy desagradable y defectuosa”. Finalmente el propio Leonardo Pasquel, señala que efectivamente en el año de 1641 fue cuando se erigió la Parroquia de Xalapa, misma que quedó inconclusa “ante la imposibilidad de sostenimiento de pesadas cargas en esa parte del subsuelo por donde pasa un subterráneo que comunicaba al convento de San Francisco, atravesando la población hasta el cerro de Macuiltépetl”. Añade el autor que en 1864 la parroquia se convirtió en Catedral, a propósito de erigirse el Obispado de Veracruz, con sede en Xalapa y ser recibido su primer obispo, don Francisco Suárez Peredo y Bezares.
Ahora bien, independientemente de cual sea la realidad en cuanto a la torre mocha, existe un valor histórico en el porqué quedó inconclusa, pero repito, eso la hace única en el país, por lo cual considero poco probable que el INAH autorice los trabajos para su remozamiento y conclusión, para los cuales por cierto, desde el punto de vista jurídico, el Ayuntamiento de Xalapa carece de competencia para llevarlas a cabo, ya que conforme al artículo 130 de la Constitución General de la República, que consagra el principio de la separación Estado-Iglesia, serán las propias iglesias y las agrupaciones religiosas legalmente constituidas y registradas, las que, sujetándose a la Ley, dispondrán lo conducente para el embellecimiento de sus respectivos templos.
OTRO SI DIGO: Por cierto ¿quienes serían los que autorizaron los espectaculares pero abominables anuncios que cubren toda la hermosa fachada de la Torre Ánimas?
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