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EXHORTO Y EXHORTOS


Por Carlos Rodríguez Fonseca



En la página web de “al calor político”, leí un angustioso reclamo que hace un grupo de trabajadores de la Contraloría del Estado, acerca de la “invitación” que les enviaron a los empleados mayores de 60 años para que se integren al “Programa de Retiro Voluntario” implementado por el gobierno estatal. Resulta que tal “invitación” la están haciendo llegar no sólo a los sexagenarios, sino a todos los trabajadores de Subdirectores para abajo y en los lineamientos del Programa prometen indemnizaciones similares a las que contempla la Ley Federal del Trabajo para el caso de despido injustificado, o sea, 3 meses y 20 días por año, más prestaciones devengadas.


El inconveniente es que en el punto 6.9 del citado Programa se contempla la eventual suspensión parcial o total del otorgamiento de los recursos indemnizatorios en la medida en que se encuentren las finanzas públicas, que, como todos los veracruzanos sabemos está bastante deteriorada y consecuentemente lo más seguro es que no se les pague a los que acepten tal invitación y lo peor del caso es que no correrán salarios caídos si tal cosa acontece.


Exhortamos a las autoridades gubernamentales para que cesen no a los trabajadores sino ese “terrorismo laboral” y busquen otras alternativas para el abatimiento de la crisis financiera del Gobierno.



El segundo exhorto va dirigido a las autoridades de Xalapa para que hagan cumplir los reglamento municipales, como son los de las tarifas de los estacionamientos, así como acabar con el libertinaje que impera en los taxistas, que sin autorización alguna, constituyen terminales en la vía pública, haciendo acreedores a las sanciones que prevé el artículo 141, fracción X, inciso Ñ. (LÉANLO POR FAVOR) Por último va un exhorto a las autoridades judiciales para que en aras de expeditar el procedimiento y la justicia, acaben con la práctica de tener que legalizar todos los exhortos que se envían a otros estados, máxime cuando en el artículo 70 del Código de Procedimientos Civiles se prevé la no exigencia de tal requisito, a menos que así lo exija la ley de la jurisdicción del tribunal requerido y, en la mayoría de los casos analizados, no existe tal exigencia. cr@carlosrodriguezfonseca.com

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SI DE BENEPLÁCITOS SE TRATA

Por Carlos Rodríguez Fonseca



Desde un punto de vista de protocolo diplomático o de política exterior, cada país escoge libremente a sus diplomáticos que le representarán en otro país, pero el país destinatario tiene el inalienable derecho de aceptar o no al personaje propuesto, en lo que ha venido llamando como “el otorgamiento del beneplácito”

La solicitud de beneplácito para un nuevo Jefe de Misión se realiza mediante entrevista, carta personal, nota formal o verbal que entrega personalmente el Embajador que se retira o el Encargado de Negocios a. i. al Director General de Protocolo de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE). En caso de que proceda, se indicarán los países ante los cuales será concurrente. Es necesario adjuntar un perfil biográfico del Embajador propuesto.

Con la presentación de las copias de Cartas Credenciales, el Embajador podrá fungir como tal para todas las actividades oficiales, excepto aquellas que cuenten con la asistencia del Presidente de la República.

La ceremonia de presentación de Cartas Credenciales al Presidente de la República se realiza en una audiencia privada. Generalmente se efectúa en la Residencia Oficial de Los Pinos y en ocasiones en el Salón de Embajadores de Palacio Nacional.

Ahora bien, siendo un derecho del país receptor el otorgamiento del beneplácito, creo desde un punto de vista estrictamente jurídico, que igualmente tiene el derecho de retirar dicho beneplácito cuando el diplomático extranjero se entromete en los asuntos internos del País, como parece ser el caso del embajador de los Estados Unidos en nuestro país.

Por otra parte, desde un punto de vista político y ya que hablamos de beneplácitos, el priísmo veracruzano le retiró éste a Ranulfo Márquez para presidir el Partido y en una decisión verdaderamente kafkiana, se lo otorgó al político aquél que se atrevió a desafiar una decisión cupular cuando le fuera negado su registro para contender en la candidatura para Gobernador del Estado. COSAS VEDERES MIO CID.

cr@carlosrodriguezfonseca.com







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PRESUNTAS ESPECULACIONES

Por Carlos Rodríguez Fonseca



Desde hace unos días se ha venido especulando mucho acerca de la película documental “Presunto Culpable” y más aún cuando un tipejo que ahí aparece como el delator promovió un amparo en el que obtuvo que por un tiempo se impida la exhibición pública del filme.
Se dice que la película traerá como consecuencia que se abata la corrupción existente tanto en la procuración como en la administración de justicia en México.

La verdad no es para tanto, ya que una golondrina no hace verano y el hecho de que en la historia que ahí se narra, vimos en vivo la desfachatez de los dos policías que hicieron la captura, el desconcierto de la M.P. adscrita al juzgado y el pobre razonamiento del juez de la causa, se trata de uno más de los casos de injusticia que a lo largo de la historia mundial han ocurrido en diversas partes del mundo, empezando por el amañado juicio que le hicieran a Cristo hace cerca de dos mil años.

En los Estados Unidos han llevado a la pantalla casos verdaderamente espectaculares pero reales, acerca de presuntos culpables que resultan inocentes. Como olvidar aquella obra maestra del cine que fue “12 Hombres en Pugna” donde la duda razonable de uno de los jurados hace que los otros once acepten absolver a un acusado de homicidio. Otra más fue “el Hombre Equivocado” y la historia de un doctor de Chicago acusado de haber matado a su esposa y que se llamó “El fugitivo” quien tuvo personalmente que encontrar al verdadero culpable. En fin, sería interminable hablar de casos de ese tipo que denuncian los errores policíacos y de jueces condenando a personas inocentes, que no por ello significa un estado de corrupción sino muchas veces de simples errores humanos en la apreciación de los hechos y de las pruebas.

En el libro Les erreures judiciaires et leus causes (1897), dos abogados franceses llamados Lailler y Vonoven afirman que la justicia penal no tiene derecho a equivocarse, pues no existen errores judiciales inevitables y excusables. «No hay error que pueda cargarse en la cuenta exclusiva de la fatalidad», escriben con apasionado sentido de justicia. Ya se sabe por la Historia que los franceses han sido siempre unos críticos muy intransigentes con las sentencias injustas de inocentes (si no, pregúntenle a Sarkozy).
Montaigne en sus Ensayos califica los errores judiciales de «condenas más criminales que el crimen mismo». Voltaire, estando en el exilio en Ginebra, se sintió tan airado ante la injusta condena y ejecución de Jean Calas que luchó durante cinco años por la revisión de la sentencia hasta conseguirla. Aunque inocente, Calas había sido condenado y ejecutado en Toulouse en 1761, tras un procedimiento secreto desarrollado con el peso de una excitación social fruto del fanatismo religioso. En una de las magníficas cartas que dedica a ese fallo, Voltaire subraya con ardor que la buena fe de los jueces no excusa la condena de un inocente. Él es el padre de la expresión «cruelle bonne foi des juges».

Está demostrado que la causa más común y a la vez más profunda de la sentencia errónea reside en la funesta propensión de algunos jueces a contentarse con la verosimilitud en lugar de exigir la certeza. A la certeza se llega, precisamente, a través de la prueba. La prueba constituye la expresión de su certidumbre. Sé que hay quienes sostienen que el concepto jurídico de prueba consiste en un alto grado de probabilidad y que la prueba en el campo penal, a diferencia del matemático, no equivale a realidad, sino a verosimilitud.

Cierto que en ocasiones, obtener tal prueba, dadas las circunstancias que rodean al hecho, no es posible. En tal caso habrá que dejarlo impune. Todo es preferible, antes que el error. La sola posibilidad de condenar a un inocente sobrecoge o debería sobrecoger la conciencia del juez.
No tengo datos precisos del número de casos de errores judiciales. Incluso me parece muy arriesgado hacer una estadística anual. Sin embargo, pensemos en esto. Cuando el juez está persuadido de la culpabilidad del acusado, pronuncia la condena. En el supuesto contrario, si está convencido de su inocencia, la proclama. Pero, ¿y si duda? En tal supuesto, incluso por leve que la duda sea, tiene que beneficiar al acusado como al final de “Presunto Culpable” ocurre con el magistrado ponente en la Apelación que promovieron contra la sentencia de primer grado.

cr@carlosrodriguezfonseca.com

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MANIPULACIÓN MEDIÁTICA

Por Carlos Rodríguez Fonseca



La opinión pública es manipulable a través de los medios masivos de comunicación, según lo han sostenido diversos tratadistas de la materia, entre otros, el filósofo y lingüista Noam Chomsky, quién incluso elaboró un catálogo de 10 estrategias de manipulaciones mediáticas que se utilizan para tales efectos.

De los 10 puntos a que se refiere Chomsky, de hecho, algunas no son precisamente estrategias, sino simplemente se derivan de la implementación de alguna de ellas.

Si nos preguntamos ¿Quién quiere manipular a las masas?, tenemos necesariamente que contestar que en primer lugar es a las autoridades gubernamentales, bien sean federales, estatales o municipales a quienes conviene esa estrategia; pero en segundo lugar y con el propósito de ganar adeptos, también lo hacen las grandes cadenas de radio y televisión. Actualmente también podemos incluir a ciertas páginas del INTERNET.

La primera de las estrategias que plantea, le llama “de la distracción” y consiste ésta en desviar la atención de la gente respecto a los problemas importantes del país o del mundo, mediante informaciones de distinta relevancia pero que igualmente impactan a la población. Un caso típico de ello, fue el de la famosa pandemia de la gripa H1N1 que sirvió para desviar la atención de la población no solo a nivel nacional sino también mundial, acerca de los gravísimos problemas económico-financieros surgidos en 2009.

Una segunda estrategia mediática para atraer la atención pública, es la de “crear problemas y después ofrecer soluciones”. El típico ejemplo de esta estrategia es la famosa guerra al crimen organizado que emprendió el Presidente Calderón para que el pueblo reclame acciones de seguridad y consienta políticas duras en detrimento de los derechos humanos.

La tercera estrategia que el señor Chomsky llama de “gradualidad”, es obviamente la imposición de medidas de restricción y encarecimiento de la vida pero no de manera drástica sino en forma gradual y no necesariamente usando los medios tradicionales de comunicación, como es el caso de los incrementos de precio a los combustibles y a la electricidad a nivel nacional; el aumento al pago de derechos fiscales a nivel estatal y el aumento a las tarifas de agua y el cobro del “saneamiento” a nivel municipal.

Una estrategia mediática que se puso de moda en el sexenio pasado es la de “diferir” ciertas medidas no para su aplicación inmediata sino para el futuro, como fue la bursatilización de contribuciones para su cumplimiento a futuro. Se obtienen recursos frescos pero se dejan a las siguientes administraciones endeudadas y prácticamente en estado de indefensión para poder pagar los millones de pesos que ya se “ejercieron”.

Otra más es la de “anteponer lo emocional a lo reflexivo” como lo vimos en el sonadísimo caso de la niña Paulete en el Estado de México y lo estamos viendo ahora con el “affaire Cassez” en la que no solamente las autoridades francesas sino incluso varios periodistas mexicanos, consideran a la señora Florence como una víctima del “ineficaz y corrupto sistema de justicia mexicano” y no como la despiadada cómplice de secuestro que realmente fue y que por eso ya fue juzgada y condenada y a la que finalmente le negaron el amparo.

Por último, existe la que considero como la más dañina de todas las estrategias manipuladoras, que es la de “mantener al pueblo en la ignorancia estimulando la mediocridad”, muy utilizada por las grandes cadenas televisoras de nuestro país, transmitiendo programas supuestamente cómicos, donde abundan las leperadas y el uso de un lenguaje que ruborizaría a los carretoneros; así como los “reality shows” en los que no solamente se ensañan mostrando el bajo nivel cultural de los invitados, sino que inclusive los denuestan.

Existen otras estrategias, pero como dije anteriormente, las mismas se derivan de las que comento en este trabajo. VALE.

cr@carlosrodriguezfonseca.com


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